Global Positioning System
Hace unos días devolví al mi cuñado un sistema de GPS (Global Positioning System) o Sistema de Posicionamiento Global, que consiste en un dispositivo de orientación electrónico dirigido por satélite. Cuando estás en el coche y lo pones en funcionamiento te indica cómo llegar al sitio de destino. Sólo te tienes que preocupar de seguir las instrucciones (derecha, izquierda, …). Si te equivocas, el mismo dispositivo vuelve a calcular la ruta en un momento desde donde estás y a seguir. Cuando me lo dio él ya no lo utilizaba, porque tenía uno más nuevo.
El motivo por el que se lo devolví: prefiero el método tradicional del mapa de carreteras de siempre.
Reconozco que mi experiencia con estos dispositivos ha sido breve. Los he utilizado muy pocas veces. Una de ellas fue mientras estuve en Clonshohocken, (Filadelfia, Estados Unidos) por motivos de negocios, cuando todavía trabajaba como Ingeniero Informático. Durante 2 semanas estuvimos, un compañero de trabajo y yo, moviéndonos en coche utilizando un GPS. La experiencia de utilizarlo fue positiva. Yo diría que fue hasta necesario hacer uso de este dispositivo, para no perder una cierta cantidad de tiempo en la preparación de los viajes en coche. Ambos íbamos allí por primera vez, no conocíamos la cuidad y no estábamos familiarizados con las señales de tráfico. Para nosotros suponía una preocupación menos el hecho de simplemente tener que poner el destino al que queríamos llegar y seguir las indicaciones. A la vuelta incluso pensé en comprarme uno para conducir por la verde Irlanda. Pero pronto se me quitó la idea.
Mapa de carreteras tradicional
Es cierto que lo de sólo tener que poner la dirección a la que ir y no tener que emplear tiempo en averiguar cuál es la mejor ruta (menor kilometraje, mayor velocidad, sin/con peajes, …) sino simplemente escuchar las instrucciones que nos van dando, es tentadora. Sobre todo si la comparas con la labor de tener que coger el mapa o callejero, ver el sitio en el que estás, buscar el destino, identificar la ruta, quedarte en mente más o menos con las direcciones a tomar y, en muchos casos, tener que preguntar a lugareñ@s. A pesar de ello, me sigue gustando la opción del mapa de carreteras en papel escrito porque:
- Utilizo la mente (para):
- buscar en el mapa dónde estás en el momento de partida
- a dónde quiero llegar
- por dónde ir (camino corto y con peajes, largo y sin peajes, pasando cerca de algún sitio que te resulte de interés para parar un momento, …)
- retener en memoria, con mayor o menor precisión, la ruta a seguir
- estimar el tiempo a emplear conduciendo
- en definitiva, llevar a cabo tareas de orientación, memorización, lectura, cálculo de distancias y tiempos
- buscar en el mapa dónde estás en el momento de partida
En algunos casos, el GPS es una herramienta muy útil. Por ejemplo, para la gente que trabaja como taxista o repartiendo mercancías y no conoce cómo llegar al siguiente destino. Aunque sigo pensando que moverse sin esta pieza de tecnología es mas beneficioso para el funcionamiento del cerebro que moverse con ella.
Generalizando
Lo mismo ocurre con otro tipo de «ayudas» electrónicas que se supone nos hacen la vida más fácil. Teléfonos móviles con cámara, agenda, calendario, calculadora, conversión de moneda, juegos, conexión a Internet (navegación, correo electrónico), reproductor de audio, vídeo y radio; lector de e-Books; posibilidad de identificar cada llamada con una imagen o sonido concretos, ¡GPS!; kit manos libres; conexión a ordenador mediante tecnología Bluetooth, infrarrojos, cable USB; …
¡Uf! ¿pero de verdad utilizas todo eso? Y, si lo utilizas, ¿lo necesitas?, ¿te acerca a los objetivos que te marcas o en cambio te hace perder el tiempo en tareas que están fuera de ese 20% que te acerca como un imán a lo que buscas?
La pregunta que puedes hacerte de vez en cuando, sobre todo al plantearte adquirir un dispositivo electrónico nuevo que acaba de salir al mercado, es la siguiente:
¿La nueva adquisición me va a ayudar a evolucionar o a involucionar?
Involucionar: Dicho de un proceso biológico, político, cultural, económico, etc.: retroceder (volver atrás)
Real Academia Española. DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA – Vigésima segunda edición
O lo que es lo mismo, antónimo de «evolucionar» (contrario a «evolucionar»)
A continuación, ahí tienes algunas (y sólo algunas) ideas sobre cosas con las que hacerte la anterior pregunta: teléfonos móviles, televisores, ordenadores, dispositivos GPS, PDAs, reproductores de Música, equipos de música, videoconsolas, coches, motos, …
Fuente: Foto
Netroom dice
A mi tampoco me gusta para nada usar el GPS para llegar a los sitios. Yo si tengo uno, pero lo uso como cinemómetro o velocímetro más preciso que el propio del coche y para que me avise de la posición de los radares en carretera; Pero… ¡Y con lo divertido que es descubrir por tí mismo como se llega a un sitio! Al menos, a mi me lo parece.
Como dices, estos dispositivos electrónicos no deben ser más que herramientas, es decir, simplifican tu trabajo pero no para que trabajes menos (involución), sino para poder trabajar más a fondo en la cuestión que estas tratando (evolución) sin tener que preocuparte de los procesos «más simples» que ya hacen estos dispositivos.
Por ejemplo, es absurdo utilizar una calculadora para calcular 15×64 si solo quieres saber cuantos objetos necesitarás para llevar quince baules con capacidad de sesenta y cuatro objetos cada uno (Ejemplo superabsurdo). Pero si estás llevando la contabilidad de una empresa y vas a hacer mínimo 100 multiplicaciones, la calculadora es indispensable o igual para cuando termines de calcular ¡La empresa ha quebrado!
Luis dice
Hola Netroom:
Gracias por el comentario. En mi opinión has tocado un tema clave al hablar de Involución/Evolución. Generalmente se piensa que la Evolución es positiva cuando no siempre es el caso. Especialmente cuando se confunde con Involución. El mundo está repleto de ejemplos en este sentido.
Un saludo,
Luis