¿Cualquiera puede estudiar?
Alguna vez me he preguntado si cualquier persona adulta podría estudiar y terminar una carrera universitaria o aprobar unas oposiciones o cualquier otra prueba que requiriese estudiar.
Por supuesto que cualquiera puede hacerlo. Necesitamos eso sí, saber leer, poder escribir y sobre todo, necesitamos saber utilizar nuestra mente de forma adecuada.
Además de lo anterior, un lugar habilitado para el estudio, el material a estudiar, así como una motivación para alcanzar el objetivo que nos proponemos, son muy importantes.
De forma que cualquier persona en pleno uso de sus facultades mentales puede estudiar. Unas lo harán de forma más eficiente que otras y ahí es donde entran en juego las técnicas de estudio y métodos para memorizar, además de otros factores como la autoestima.
Aquellas personas que no hacen uso de las dos primeras, lo encontrarán mucho más difícil incluso si tienen una gran experiencia estudiando y una alta autoestima.
¿Cómo estudio por primera vez o cómo vuelvo a hacerlo después de mucho tiempo sin estudiar?
Lo principal al empezar a estudiar por primera vez o después de muchos años, es hacerlo poco a poco. Sin exigirte más de lo justo. El ritmo lo vas a ir incrementando según vaya pasando el tiempo.
Se trata de escuchar a tu cuerpo y actuar en consecuencia. Si puedes más, adelante. Si no, paras hasta la siguiente sesión, más tarde o al día siguiente. Así de sencillo.
¿Dónde están los límites?
Es muy importante no forzarte demasiado al principio porque puedes frustrarte muy fácilmente, lo que te llevaría generalmente a la retirada.
Si no eres consciente de cuáles son tus límites antes de empezar a estudiar por primera vez o tras un largo período de tiempo sin hacerlo, lo averiguarás escuchando a tu cuerpo.
Si tras 30 minutos de lectura tienes que leer cada frase 4 veces para entender el mensaje, entonces es momento de parar, beber algo de agua y seguramente realizar algún tipo de actividad física como:
- dar un paseo,
- fregar los platos del desayuno,
- tender la ropa,
- bajar un par de plantas de escaleras (y luego subirlas),
- pasar la aspiradora,
- levantar pesas,
- acercarte a la tienda a comprar el pan,
- pasear al perro,
- jugar con el gato,
- …
Si te empieza a doler el cuello, quizás debas fijarte en qué postura te has sentado durante la última hora y media seguida y pensar en establecer intervalos de estudio más cortos realizando, por ejemplo, alguna de las actividades mencionadas además de pensar seriamente en mejorar tu higiene postural a la hora de estudiar.
Estos son sólo dos ejemplos de cómo puedes darte cuenta de dónde están tus límites en el presente momento. En poco tiempo y con los hábitos correctos, el listón te lo pones tú mism@ a la altura que quieras.
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