Una de las claves del éxito en los estudios (aplícalo al plano profesional y en a la vida en general) es la Regularidad.
¿Por qué y cómo conseguirlo?
Con poco que pienses y observes, te das cuenta de qué hacen otros que es diferente a lo que tú haces y que los hace sobresalir.
Hay determinadas tareas que tú no llevas a cabo o hábitos que tú no tienes. Por ejemplo:
- estudiar todos los días un poco en lugar de sólo el último día antes del examen,
- pasar los apuntes a limpio,
- llevar una alimentación sana,
- deporte moderado y cosas por el estilo.
Es posible que en algún caso hasta hayas probado lo que es eso. A lo mejor alguna vez has pasado tus apuntes a limpio y has visto el beneficio que te supone. Es posible que hayas probado alguna vez a estudiar una asignatura o parte de ella desde el primer día. Seguramente porque te hubiese gustado mucho.
Entonces habrás visto lo que es, la sensación y lo que consigues con ello.
Ahí entonces te das cuenta de que si lo hicieses todos los días o todas las semanas tus resultados serían tremendamente distintos.
¿Crees que esos compañeros tuyos que aprueban siempre con con las notas más altas se han puesto el último día a estudiar?
Si se trata de algo sencillo, puede que ése haya sido el caso. Pero para todas las asignaturas, sobre todo si estamos hablando ya de enseñanza Superior (Universidad) entonces o la cantidad de materia que entra en los exámenes es muy pequeña o seguramente eso no sea lo que ocurre y has tenido que estudiar, por lo menos, desde unas semanas antes del examen.
Normalmente las personas que sacan unas notas excepcionales en todo, o los pocos que aprueban siempre las pruebas o exámenes más difíciles, no basan su estrategia de estudio en unos pocos días al final del todo.
¿Qué es la Regularidad?
Hace tiempo me di cuenta de en qué consistía esto de la Regularidad cuando, estando trabajando, tuve una entrevista con mi jefe para que me comunicase el resultado de la evaluación que había tenido con respecto al año laboral anterior.
Esa evaluación luego servía para decidir si me iban a ascender, si me iban a subir el sueldo y, en general, ver cómo lo estaba haciendo dentro de la empresa.
Yo sabía que las calificaciones estaban entre un «1» y un «3». Conseguías un «1», el máximo, si habías sobresalido de todos los demás. De ser el caso, habría pocas cosas que podrías haber hecho mejor. Un «2» era muy bueno y un «3» era lo que en el colegio se conoce por «Necesita mejorar» o lo que es lo mismo, que te has quedado sin ascenso, sin subida de sueldo y sin paga extra.
Yo estaba convencido de que iba a ser algo más de un 3 por lo mucho que me había esforzado durante todo el año. Un «2» era lo que yoy creía que iba a conseguir. El «1» estaba reservado para «los elegidos» y de los 80 ingenieros que éramos, sólo unos 5 ó 6 lo conseguían cada año. Para mi sorpresa y tremendo gozo, ese año conseguí la máxima nota. Al principio no me lo creía. Antes de que mi jefe empezase a darme la explicación de por qué había tomado esa decisión, no me lo creía.
Luego continuó con una frase muy interesante. Dijo: «No te doy el «1», tú lo has conseguido». Y añadió: «no solamente has hecho las cosas bien, sino que has sido constante en el tiempo».
En esta ocasión me quedo con la segunda frase. Has sido constante en el tiempo. Al escuchar esto dentro de mí sonó un clic, un «¡Ajá!, de esto se trata».
Estaba descubriendo un gran secreto. Resulta que no había que hacer únicamente las cosas bien. Había que hacerlo de forma regular y constante.
«Tiene sentido», me dije. A lo largo de todo el año había visto a muchos compañeros y compañeras hacer algunas cosas muy bien.
Pero se trataba de momentos puntuales. A lo mejor había sido algo había sonado mucho, que se había escuchado en todos los departamentos, pero una sola vez en todo el año, dos a lo sumo para luego después volver a no hacer las cosas bien.
La diferencia entre ellos y yo ese año fue que yo fui regular. No sólamente hacía de vez en cuando algo que sobresalía sino que el día a día lo hacía bien y de forma constante. Mi jefe me podría haber dicho que yo había conseguido la nota máxima por aquel boleto que compré en la última rifa que hicimos en la oficina antes de las evaluaciones y que habían hecho el sorteo entre departamentos y me había tocado a mí. Yo tampoco hubiese dicho nada al respecto, no por los beneficios del ascenso, paga extra y subida de sueldo, sino porque no sabía realmente cuál era la diferencia entre esas personas que lo conseguían y yo.
Cuando oí lo de «consistente en el tiempo» todo empezó a tener sentido. A partir de ahí fue todo mucho más fácil. Hasta el punto de que en los dos años siguientes, justo antes de dejar la compañía, volví a conseguir otro «1» y un «2+». Seguía estando entre «los elegidos».
Deporte
En el deporte esto se ve continuamente. Por ejemplo, en el ciclismo para ganar una gran carrera del estilo del Tour de Francia se necesita consistencia a lo largo de toda la prueba.
Si un ciclista realiza una escapada en una de las jornadas y llega el primero a la meta, habrá logrado el primer premio en esa jornada.
Si lo hace bien en el resto de jornadas, seguro que va a estar en los primeros puestos al final de la prueba. En cambio, si sólo hace eso bien, ganar una etapa, pero en las restantes se queda siempre en los últimos puestos, al final de la prueba seguro que no va a estar en el pódium.
Conclusión
Haz una cosa bien una sola vez y no marcarás la diferencia. Haz las cosas bien a lo largo del tiempo de forma consistente y verás que todo es distinto. No se trata de que trabajes más duro, que te esfuerzes más. Que emplees todos tus recursos en ello y olvides todo lo demás (familia, amigos, a ti mismo). Simplemente de hacerlo bien de forma constante. Y, para tener una idea de cuáles son las cosas que tienes que hacer bien para conseguir tu objetivo, échale un vistazo a ¿Cuándo copiarse?.
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