Un leñador consigue trabajo talando árboles. Está muy ilusionado y el primer día, en período de prueba y queriendo impresionar al capataz, tala diez árboles.
– ¡Muy bien hecho! – exclama el capataz impresionado al final de la jornada.
El leñador vuelve a su casa agotado y pasa una mala noche soñando, despertándose y pensando incesablemente sobre el siguiente día, para el que planea cortar doce árboles.
Ya es el día siguiente por la mañana y el leñador se pone manos a la obra. Se esfuerza al máximo y consigue cortar cinco árboles. Triste y preocupado se vuelve a casa tras la dura jornada de hoy.
De nuevo esa noche, duerme poco y mal, pensando todo el tiempo sobre lo que ha pasado durante el día y fijándose como meta, para el día siguiente, talar diez árboles como el primer día.
Se levanta muy motivado por la mañana y comienza la nueva jornada de trabajo. El gran esfuerzo y empeño que emplea lo dejan extenuado al final del día y profundamente frustrado tras haber cortado únicamente 2 árboles.
Abochornado, se dirige al capataz: – Lo siento, no sé qué ocurre. Le prometo que hago todo lo que puedo. Cada día me esfuerzo más.
A lo que replica el capataz: – ¿Cuándo ha sido la última vez que has afilado el hacha?
Foto: Flickr
Luis García Carrasco dice
¿Tú también caes en el mismo error? (II): Un leñador consigue trabajo talando árboles. Está muy ilusionado y el pr… http://bit.ly/bGZhMh
Rosa dice
¡Qué difícil es acordarse de afilar el hacha! Cuano estudias siempre quieres hacer más y en el menor tiempo y lo haces al revés. Pero ¿Cómo se consigue quitarse esa sensación de que el tiempo para descansar es tiempo perdido?
Un Saludo Luis.