Cómo Divertirse Estudiando Algo Aburrido

Desde nuestra vuelta a España participamos en una huerta que compartimos con amigos cerca de casa. Es un espacio de tierra en el que cultivamos hortalizas y verduras. Aunque la producción semanal de alimentos no es suficiente para abastecernos cada semana, recibimos una gran dosis de salud mental y física, entre otras muy valiosas cosas cada Martes que vamos para allá

Estando allí un día, hace ya algunos meses, Roberto me comentó que conocía un grupo de personas que se planteaban cada sesión de trabajo en la huerta de cierta manera que me pareció muy interesante. Con ese método, estas personas conseguían mantenerse motivadas durante toda la sesión de huerta, independientemente del tipo de labor que estuviesen realizando. Ya fuese muy divertida o completamente tediosa

Básicamente se trata de lo siguiente: Por ejemplo, cuando la actividad a llevar a cabo es la de escardar las «malas» hierbas, es decir, retirar las hierbas silvestres que compiten por agua y tierra con lo que se ha plantado con anterioridad; una persona encargada de la escarda imagina que cada hierba a retirar del suelo es una mancha dentro del interior de sí mism@. De manera que limpiando los surcos o la era de ese pedazo de tierra, está purificándose interiormente. Y cuanto más escarda y más limpio lo deja de «malas» hierbas, mayor es la limpieza interior que consigue

Lo mismo hacen las demás personas con el resto de actividades que lleven a cabo para esa jornada de huerta. Al final de cada día de huerta, no sólo han realizado las actividades de ese día sino que incluso han limpiado una parte de su interior

Me parece una forma estupenda de aumentar y mantener la motivación en el aprendizaje a un gran nivel. Haces la tarea, disfrutas de ella, te purificas y te mantienes motivad@ en todo momento

Y resulta que hoy mismo me encuentro con el siguiente cuento que viene de la India, que quiero compartir contigo sin mayor dilación, para tu uso y disfrute 🙂

El Pobre Ignorante

Un hombre, muy sencillo y analfabeto, llamó a las puertas de un monasterio. Tenía deseos verdaderos de purificarse y hallar un sentido a la existencia

Pidió que le aceptasen como novicio, pero los monjes pensaron que el hombre era tan simple e iletrado que no podría ni entender las más básicas escrituras ni efectuar los más elementales estudios

Como le vieron muy interesado por permanecer en el monasterio, le proporcionaron una escoba y le dijeron que se ocupara diariamente de barrer el jardín

Así, durante años, el hombre barrió muy minuciosamente el jardín sin faltar ni un solo día a su deber. Paulatinamente, todos los monjes empezaron a ver cambios en la actitud del hombre. ¡Se le veía tan tranquilo, gozoso, equilibrado! Emanaba de todo él una atmósfera de paz sublime

Y tanto llamaba la atención su inspiradora presencia, que los monjes, al hablar con él, se dieron cuenta de que había obtenido un considerable grado de evolución espiritual y una excepcional pureza de corazón

Extrañados, le preguntaron si había seguido alguna práctica o método especiales, pero el hombre, muy sencillamente, repuso:

-No, no he hecho nada, creedme. Me he dedicado diariamente, con amor, a limpiar el jardín, y, cada vez que barría la basura, pensaba que estaba también barriendo mi corazón y limpiándome de todo veneno.

Gracias «Rober»