Situación Actual
Desde hace un tiempo Raquel y yo nos estamos planteando hacer nuestra propia huerta en casa. En la parte de atrás hay un espacio silvestre que podríamos aprovechar para montar el huerto
El motivo por el que no empezábamos a hacerlo todavía era simplemente que no dábamos el primer paso. Hablábamos sobre ello, planificábamos, leíamos un poco al respecto, pero no llegábamos a hincar la hazada en la tierra
Recursos
Motivación para comenzar teníamos y mucha. Después de más de un año y medio yendo una vez a la semana a la huerta, que compartimos con amig@s en un BAH (Bajo el Asfalto está la Huerta) de Madrid, el gusto por el contacto con la tierra y las plantas seguía ahí
Sabíamos que queríamos hacerlo pero nos faltaba algo. A mí me parecía que la tarea era descomunal para nosotr@s dos (más Iris y Maya)
Desencadenante
Ayer recibimos la llamada de nuestro amigo Paco que decía que se venía a casa con la hazada y otros utensilios, para empezar a hacer un bancal (algo parecido a un surco ancho de tierra en donde puedes plantar varios cultivos a la vez)
«Adelante», le dijimos. Nos pusimos el traje de faena hortelana y esperamos a que llegase Paco
Manos a la obra
Mientras él venía nosotr@s ya comenzamos a realizar tareas directamente relacionadas con la creación del huerto. Hicimos acopio de los pocos utensilios de huerta que tenemos, aprovechamos para mezclar trozos de madera con hojas de pino secas y ceniza de la chimenea, con un montículo de serrín (descompuesto por la lluvia, nieve y sol de todo un año) que había al lado de donde queríamos hacer el bancal; mezcla que nos serviría para enlazar con la elaboración de una compostera; también nos pusimos a recoger y amontonar las ramas que encontrábamos por el suelo, las cuales utilizaríamos para formar la capa más profunda del bancal
Importante: Algo que no quiero te pase inadvertido: Estábamos realmente disfrutando en todo momento y ni siquiera habíamos empezado a levantar la tierra
Luego llegó Paco y nos pusimos manos a la obra con la creación del bancal. Una tarea que a mí se me antojaba ingente comenzó como todas las tareas titánicas. Poco a poco, paso a paso:
- Reconocimos el terreno,
- utilizamos la mini brújula de juguete que teníamos,
- nos aseguramos de que el bancal estaría en una posición de máxima exposición solar,
- tuvimos en cuenta dónde tendríamos la toma de agua más cercana,
- comprobamos qué herramientas teníamos disponibles y
- comenzamos a medir,
- clavamos unas estacas,
- anudamos unas cuerdas al perímetro del rectángulo y
- comenzamos a levantar la tierra con las hazadas, por dentro del perímetro marcado
Importante: Seguíamos disfrutando. Todo lo anterior lo hicimos sin pensar. Todo iba fluyendo. Nos dejábamos llevar y las ideas florecían de forma natural
Desenlace
En un par de horas levantamos la tierra, dejamos hecha la base del bancal e incluso empezamos a formar un lecho con las ramas que dos horas antes habíamos amontonado Raquel, Iris y yo
Importante: Durante todo el proceso, adivina qué. Estuvimos disfrutando
Lo que, hasta un momento antes de la llamada de Paco, me parecía algo demasiado pesado, laborioso y difícil de realizar, se convirtió en una tarde magnífica. Una tarde en la que no terminamos el bancal pero sí dimos un primer gran paso hacia ese pequeño huerto que desamos tanto. Y, quizás lo más importante, disfrutamos de todo el proceso
Gracias Paco
Imagen de: ulterior epicure
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