En este tipo de exámenes hay sólo una o muy pocas preguntas. Tienes que desarrollar por escrito la(s) respuesta(s) en un tiempo limitado (normalmente desde un mínimo de 1 hora hasta un máximo de 4). Te encuentras tú y el papel frente a la(s) pregunta(s). No se suele requerir cálculos de ningún tipo. Es una prueba en la que la velocidad de escritura juega un papel crucial.
- Cuanto mayor el dominio sobre la materia del examen, mayor la probabilidad de obtener la máxima nota
- La alta velocidad de escritura por sí sola no es lo más importante; aquí la calidad se impone a la cantidad
- Necesitas ser explícit@, nada de divagar y responder únicamente a lo que te preguntan
- No se cumple necesariamente que cuanta más información aportes, más alta nota vas a sacar; si la información es superflua, está de más
- Sencillez y Claridad son mejores que Complejidad; piensa que quien te vaya a corregir el examen normalmente va a tener muchos más escritos aparte del tuyo y agradecerá la presencia de las dos primeras frente a la tercera
- Si empiezas el examen escribiendo a máxima velocidad, estarás escribiendo lentamente en pocos minutos
- Yendo al examen sin haber hecho simulaciones previas, es como participar en una carrera sin haber salido a correr nunca antes
- Como en tantas otras cosas, la práctica es la clave
- Tu estado emocional afecta a tu velocidad de escritura
- Tu estado físico afecta a tu velocidad de escritura
- No solamente necesitas ser capaz de escribir rápidamente, también necesitas saber qué escribir y cómo escribirlo
- Si antes de escribir ya tienes en mente la estructura o el Mapa Mental de lo que vas a plasmar en el papel, el 50% del trabajo ya está hecho
- Si dispones de la posibilidad y el tiempo de trazar el Mapa Mental del contenido que vas a desarrollar por escrito en una hoja de examen, hazlo antes que nada
- Acompaña la explicación de un concepto con un simple dibujo (siempre que aporte mayor claridad y el trazado conlleve un tiempo mínimo)
- Es más importante demostrar que sabes un poco de todo que todo de una sola cosa
- Si no dominas la terminología (vocabulario, símbolos, nomenclatura) que se espera de ti pero sí conoces la respuesta, nunca la dejes en blanco. Exprésalo como tú quieras. Demuestra que conoces la respuesta
- Antes de escribir algo sin saber nada acerca de ello y arriesgándote a fallar estrepitosamente, deja la respuesta en blanco
- Llevar el control del tiempo es importante pero nunca debe convertirse en una obsesión
Fuente: Foto
Ufff… qué bien me habría venido esto hace unas semanas… Bueno, pero como ya estoy pensando en la siguiente convocatoria, voy a llevar a la práctica todos los valiosísimos recursos que estoy descubriendo en esta página.
Mil gracias, Luis
Hola Alicia:
Gracias a ti. Aunque no haya podido ser en esa ocasión, a la próxima 🙂
Un saludo,
Luis, por no parecer demasiado pesimista, diré que hasta la fecha tengo un 100% de POSIBILIDADES de aprobar, y sólo después de la lectura de mi examen la semana próxima podré hablar en términos porcentuales de REALIDADES de aprobar… lo cual me lleva a preguntar porqué somos, normalmente, tan despiadados/negativos/pesimistas/fatalistas con nosotros mismos.
Tal vez el tema está tratado en algún apartado de tu página, y como aún la estoy descubriendo, no he llegado aún. Discúlpame si es así.
Yo creo, al menos en lo que mí respecta, que se trata de un mecanismo de defensa. “Por si acaso, me doy yo latigazos mentales, para no llevarme el gran palo de un golpe”… lo cual bien mirado es ridículo, porque a menudo descubro que me he equivocado, y que he sufrido innecesariamente…
Hasta la próxima. Un saludo
Hola Alicia:
Nada que disculpar. Gracias por tu comentario.
En mi caso y en el de much@s otr@s, la solución está en algo como: «Atención: La forma más sencilla de acabar con el miedo al examen«.
El origen… pues se me ocurren muchas posibles causas. Por ejemplo: el tipo de educación recibida desde pequeñ@s; lo que hemos aprendido siendo niñ@s observando a los modelos que teníamos como padres/tutores/profesores, que siempre mostraban ese miedo, pesimismo o negatividad hacia los acontecimientos futuros; también puede ser la forma que tenemos de plantearnos la vida de forma que no pensamos más que en el pasado o en el futuro pero no en el momento presente… Seguro que hay más
Un saludo,
Luis
Ajá, he leído el artículo que me sugieres, y lo que en él dices me recuerda mucho a lo de “entre la fuerza de la imaginación y la fuerza de la voluntad, siempre gana la primera”.
Echo de menos (como hija de la E.G.B. y de la educación de los 70 que soy), que mi educación no haya sido más “visualmente positiva”; esfuerzo, sufrimiento, fuerza de voluntad, disciplina, repetición y horas de estudio eran las herramientas con que contábamos para estudiar y aprender. Imaginación, diversión, mnemotecnia, memoria (se decía que era “la inteligencia de los tontos”), etc. eran palabras muy poco serias que por supuesto no tenían nada que ver con el estudio, que sí era algo muy serio.
Supongo que aún arrastro algún tic del pasado, y mantengo esas “proyecciones mentales hacia el futuro” tan negativas, que en definitiva no son más que tontos temores (en muchos casos sin fundamento).
Vale. Cultivaré mi curiosidad. Creo que soy buena en eso… 🙂
Un saludo
Alicia
Hola Alicia:
Poco puedo añadir a tus palabras para reflejar más la realidad que much@s hemos vivido en el pasado. Lo bueno de todo es que se trata de eso: «pasado». Si tú quieres, ya no existe 😉
Un saludo,
Luis